En sentido amplio, podemos decir que el
Estado surgió en el momento en que determinados grupos humanos se unieron entre
sí para defender su territorio y sus propiedades frente al acoso de sus vecinos
que pugnaban por arrebatárselos. En un sentido más preciso, hallamos las
primeras formaciones jurídicas organizadas en los imperios del Próximo Oriente:
Asiria, Mesopotamia, Egipto, Persia.
En Grecia y Roma. El surgimiento de los
ideales políticos occidentales se inició en Grecia y en Roma. La organización
política de la Grecia clásica fue la polis o ciudad-Estado. Esta institución,
por una parte, fue concebida con cierto carácter totalitario, en tanto en
cuanto se consideraba que el bien del individuo debía mantenerse subordinado al
bien de la polis, pues, se pensaba que el bien del todo (la polis) era
preferible al bien de la parte (el individuo); pero, por otra, todos los
ciudadanos libres se encontraban llamados a participar en las tareas de
gobierno del Estado (democracia).
En la Edad Media. En el siglo V los bárbaros
penetraron en el Imperio Romano y éste se fragmentó en multitud de entidades
políticas con una organización muy débil. Esta debilidad motivó el surgimiento
de la sociedad feudal, en la que el Estado, como una entidad política,
prácticamente se redujo a su mínima expresión y, en su lugar, surgieron un gran
número de pequeñas entidades locales gobernadas por ciertos señores (duques,
condes, marqueses, barones), nominalmente sometidos a la autoridad del rey, pero
que en realidad ejercían, con frecuencia, un poder omnímodo en su territorio.
El
surgimiento del Estado moderno.
El surgimiento del Principio de las nacionalidades supuso el nacimiento del Estado moderno. Éste se configuró en un determinado territorio y se declaró soberano, totalmente independiente tanto de la autoridad del Papa como de la del Emperador. Al mismo tiempo, se fue afirmando también el poder de la organización estatal en el interior de sus fronteras y, paulatinamente, se fueron eliminando todos los poderes intermedios, la autonomía de las organizaciones gremiales y de los concejos municipales, las cortes tradicionales, etc. hasta convertirse en poder absoluto.
El surgimiento del Principio de las nacionalidades supuso el nacimiento del Estado moderno. Éste se configuró en un determinado territorio y se declaró soberano, totalmente independiente tanto de la autoridad del Papa como de la del Emperador. Al mismo tiempo, se fue afirmando también el poder de la organización estatal en el interior de sus fronteras y, paulatinamente, se fueron eliminando todos los poderes intermedios, la autonomía de las organizaciones gremiales y de los concejos municipales, las cortes tradicionales, etc. hasta convertirse en poder absoluto.
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